Cuando me pongo a pensar, lo que recuerdo fuertemente de mi primer año de jefa en el Batallón, por aquél lejano 2004, es la frase que siempre nos decían Jero y Agus: «La palabra lleva, el ejemplo arrastra».
El Evangelio del Jueves Santo cierra diciendo "«(...)Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.»"
Jesús nunca dijo hagan esto o aquello mientras se sentaba en un trono, en un castillo. Por el contrario, Él siempre enseñaba con parábolas, acercándose a los marginados, escuchando a los olvidados, curando a los enfermos, dando su ejemplo.
Me gustaría que podamos vivir esta Semana Santa, este Viernes y Sábado Santo, de una manera distinta. Ayer, Viernes, Jesús dio la vida por vos y por mi. Hoy, Sábado, estamos a la espera, con miedo, ocultándonos. Sería un gesto muy lindo para Aquél que no sólo dio la vida por sus amigos, que podamos estar cerca de María, aceptándola como nuestra Madre. Acompañando en el sufrimiento a aquella que es el modelo y el ejemplo de Maestra. También, estaría bueno que podamos reflexionar, rezar, estar en silencio aunque sea cinco minutos, para poder morir al hombre viejo y resucitar al hombre nuevo junto con Jesús, mañana, Domingo de Resurrección.
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